Después de unos preparativos sin problemas, con pocas horas de sueño pero justo a tiempo (grabando el DVD de backup con un pie en el auto de Nico), el primer contratiempo aparece nada más llegar al aeropuerto de Bariloche: en el check-in no tienen mi pasaje emitido. Momentos de pánico... Al final un supervisor me emitió los pasajes en papel porque había algún problema con el ticket electrónico, pero por momentos el viaje casi se acaba antes de empezar (no viajar con BaiTur!!). Para el registro: circa 30kg de equipaje, mejor imposible (el límite son 32).
Una vez en el avión (demostración del uso de elementos de seguridad), es una lata de sardinas, un Boeing 737 de Aerolíneas. Casi que Monticas le hace competencia con la comodidad (para los que no la conocen, es una empresa interurbana del sur de Santa Fe). Encima empezamos mal, salimos con 30 min. de retraso...
El despegue es toda una experiencia, la fuerza que tiene es indescriptible!! Mientras ascendemos, se puede disfrutar de la vista (es un día espectacular) de Bariloche, los Andes y primer plano del Tronador y el Lanín. Lentamente el horizonte se hace curvo y desaparece en la bruma (me puse poético), sólo se ven debajo lagos y lagunas, y la cadena de presas del Limay (y nubes aisladas). La altura de crucero es de unos 11000 metros. La peor parte del viaje fue el aterrizaje (sobre todo por el desfasaje entre la frenada del avión y la azafata diciendo que estamos bajando...). La descompresión y el vértigo son peores que en el despegue, pero eventualmente aterrizamos en Aeroparque. Fin del primer viaje "consciente" en avión de Guille!!!!
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